This past week has brought us the untimely loss of our pastor and my friend Fr. Christopher Roberts. In this space I hope to share with all the parishioners at St. Paul and in our diocese on how much he loved being your priest; it brought him great joy and happiness that might not have always been apparent on the outside. In fact, I can testify that in my recent meetings and conversations with him, that this is the happiest I have seen him and in part that was due to all of you at St. Paul. Fr. Roberts truly loved being your pastor, and he was looking forward to a great year of ministry and work in the parish, school, and local community.
I have had the pleasure of serving under Fr. Roberts as a seminarian, associate priest, recently as a pastor, but most especially as brother and friend. In every encounter I had with him, I was edified and encouraged in conforming myself evermore to Jesus Christ and His Church. Fr. Roberts loved Jesus Christ so much and ardently desired to help everyone he met to know Jesus Christ just as well as he did. His passion and intensity for the faith and for his people he was called to serve was always apparent to me and one of his favorite subjects in my conversations with him. He loved being a priest and pastor of St. Paul and I thank you all so much for your care and support for him these past few years. As the Gospel acclamation for this weekend reminds us: “Shine like lights in the world as you hold on to the word of life.” Fr. Roberts would want all of us to shine brightly the light of Christ in our lives as we continue to serve God and our parish to the best of our ability. May Fr. Roberts and all the souls of the faithful departed rest in peace.
In Christ,
Fr. Hurley
Hemos invitado al padre Kevin Hurley, pastor de Holy Family en Gas City, St. John en Hartford City y St. Mary en Dunkerque, a compartir sus pensamientos en la carta de esta semana.
La semana pasada nos ha traído la pérdida prematura de nuestro pastor y mi amigo el P. Christopher Roberts. En este espacio espero compartir con todos los feligreses de San Pablo y de nuestra diócesis lo mucho que amaba ser su sacerdote; le trajo una gran alegría y felicidad que tal vez no siempre hubiera sido evidente en el exterior. De hecho, puedo testificar que en mis recientes reuniones y conversaciones con él, esto es lo más feliz que lo he visto y en parte se debe a todos ustedes en San Pablo. P. A Roberts realmente le encantaba ser su pastor y esperaba un gran año de ministerio y trabajo en la parroquia, la escuela y la comunidad local.
He tenido el placer de servir con el P. Roberts como seminarista, sacerdote asociado, recientemente como pastor, pero sobre todo como hermano y amigo. En cada encuentro que tuve con él, me edificaba y animaba a conformarme cada vez más con Jesucristo y Su Iglesia. P. Roberts amaba tanto a Jesucristo y deseaba ardientemente ayudar a todos los que conocía a conocer a Jesucristo tan bien como él. Su pasión e intensidad por la fe y por su gente a la que fue llamado a servir siempre fue evidente para mí y uno de sus temas favoritos en mis conversaciones con él. Le encantaba ser sacerdote y pastor de San Pablo y les agradezco mucho a todos por su cuidado y apoyo para él durante los últimos años. Como nos recuerda la aclamación al Evangelio de este fin de semana: "Brilla como luces en el mundo mientras te aferras a la palabra de vida". P. Roberts quisiera que todos brillemos con la luz de Cristo en nuestras vidas mientras continuamos sirviendo a Dios y a nuestra parroquia lo mejor que podamos. Que P. Roberts y todas las almas de los fieles difuntos descansen en paz.
En Cristo,
P. Hurley