In September of 2019, Pope Francis declared the Third Sunday of Ordinary Time as the “Word of God Sunday.” It is intended to give a special emphasis to the devotion, study and dissemination of the Scriptures for the edification of the Christian life. The Holy Father encourages every Catholic to join with other Christians in making the Bible an integral part of our daily life. This places us on common ground, not only other Christian communities, but with our Jewish neighbors as well. We all share in a scriptural heritage that has given us a deeper understanding of God’s authorship of creation and personal involvement in our human condition. In order to understand who we are, we must come to understand where we came from and where we are going. God has not been silent! He has spoken to us in the book of His Works (creation) and in the book of His Word (the Bible). These do not contradict each other, but they support and inform each other, so that we might come to a deeper knowledge of His Laws. The perfection of God’s Works and Word is fully revealed in the person of Jesus Christ, who is the Word made flesh and the fulfillment of the Law. From Genesis to Revelation, the Word of God calls us to place Jesus Christ at the center of our human experience. He is the Alpha and the Omega, the Beginning and the End, all times and season, all places and people, belong to him. Our knowledge of the Scriptures helps to join our testimony with that of the patriarchs, the prophets and the apostles in order to express with the certainty of our faith, that Jesus Christ is Lord.
La palabra de Dios
En septiembre de 2019, el Papa Francisco declaró el Tercer Domingo del Tiempo Ordinario como el “Domingo de la Palabra de Dios”. Se pretende dar especial énfasis a la devoción, estudio y difusión de las Escrituras para la edificación de la vida cristiana. El Santo Padre anima a todos los católicos a unirse a otros cristianos para hacer de la Biblia una parte integral de nuestra vida diaria. Esto nos coloca en un terreno común, no solo con otras comunidades cristianas, sino también con nuestros vecinos judíos. Todos compartimos una herencia bíblica que nos ha dado una comprensión más profunda de la autoría de Dios de la creación y la participación personal en nuestra condición humana. Para entender quiénes somos, debemos llegar a entender de dónde venimos y hacia dónde vamos. ¡Dios no se ha callado! Él nos ha hablado en el libro de Sus Obras (la creación) y en el libro de Su Palabra (la Biblia). Estos no se contradicen entre sí, sino que se apoyan e informan entre sí, para que podamos llegar a un conocimiento más profundo de Sus Leyes. La perfección de las Obras y de la Palabra de Dios se revela plenamente en la persona de Jesucristo, que es el Verbo hecho carne y el cumplimiento de la Ley. Desde Génesis hasta Apocalipsis, la Palabra de Dios nos llama a poner a Jesucristo en el centro de nuestra experiencia humana. Él es el Alfa y la Omega, el Principio y el Fin, todos los tiempos y estaciones, todos los lugares y personas, le pertenecen. Nuestro conocimiento de las Escrituras ayuda a unir nuestro testimonio con el de los patriarcas, los profetas y los apóstoles para expresar con la certeza de nuestra fe que Jesucristo es el Señor.