I should express a happy St. Valentine Day to everyone, but today is actually the Feast of saints Cyril and Methodius. These Byzantine missionaries were the two brothers who brought the Gospel to the Slavic nations in the 9th century. They answered the call of God and the mission of the Church to evangelize Eastern Europe. In doing so, they changed the course of human history. They brought the joy of the Gospel to a people in darkness.
During the forty days of Lent, we all too often concentrate on the things we need to get rid of or give up. It is true that Lent is a time when we are to examine our lives and identify those places and practices that need to be rooted out or discarded. It is also a time when we should examine our lives for those “sins of omission” that keep us from sharing the fruits of the spirit and living the joy of the Gospel. These are the sins that keep us from being who we are called to be. Cultivating joy during this season would mean less giving up and more taking on … and having a different perspective on our lives and our world. Hearing the word of God and putting it into practice is what it means to turn away from sin and believe in the Gospel.
- Fr. Ted Rothrock
Debo expresar un feliz día de San Valentín a todos, pero hoy es la fiesta de los santos Cirilo y Metodio. Estos misioneros bizantinos fueron los dos hermanos que llevaron el Evangelio a las naciones eslavas en el siglo IX. Respondieron al llamado de Dios y a la misión de la Iglesia de evangelizar Europa del Este. Al hacerlo, cambiaron el curso de la historia humana. Llevaron la alegría del Evangelio a un pueblo en tinieblas.
Durante los cuarenta días de Cuaresma, con demasiada frecuencia nos concentramos en las cosas de las que debemos deshacernos o abandonar. Es cierto que la Cuaresma es un momento en el que debemos examinar nuestras vidas e identificar aquellos lugares y prácticas que deben ser desarraigados o descartados. También es un momento en el que debemos examinar nuestras vidas en busca de esos “pecados de omisión” que nos impiden compartir los frutos del espíritu y vivir el gozo del Evangelio. Estos son los pecados que nos impiden ser quienes estamos llamados a ser. Cultivar la alegría durante esta temporada significaría menos rendirse y más asumir… y tener una perspectiva diferente de nuestras vidas y nuestro mundo. Escuchar la palabra de Dios y ponerla en práctica es lo que significa alejarse del pecado y creer en el Evangelio.