We have little experience with monarchy as Americans. Although we might be fascinated with some of the remaining European royal families, there is no constitutional tolerance for the legitimate authority of kingship in our Republic. We value the rights of every individual to pursue happiness in a manner that is not coerced or forced by any external agent. But we also recognize that these rights are not unlimited; they are derived from the ultimate authority of God, who is sovereign over all. This is the essence of our notion of liberty and the heritage we enjoy as one nation, under God. It is the limiting factor that saves us from narcissism and the idolatry of self.
As faithful Christians, and certainly as Catholics, we know that the blessings of liberty are bestowed on us by our true Sovereign, who is Christ. He is our King; He is the King of the entire universe. Viva Christo Rey! That was the cry of Blessed Miguel Pro and so many of our Catholic brothers and sisters in Mexico and in Spain during the persecutions of the Church in those countries in the 1920s and 1930s. Many thousands gave their lives and were martyred for the sake of the Name of Jesus. On this Feast of Christ the King, we pledge our allegiance to the Kingdom of God and strive to be the loyal citizens that we have been called to be. May we not succumb to the temptations of the world and always remain faithful to the Truth. Long Live Christ the King!
- Fr. Ted Rothrock
Tenemos poca experiencia con la monarquía como estadounidenses. Aunque podríamos estar fascinados con algunas de las familias reales Europeas restantes, no existe tolerancia constitucional para la autoridad legítima de la realeza en nuestra República. Valoramos los derechos de cada individuo a buscar la felicidad de una manera que no sea coaccionada ni forzada por ningún agente externo. Pero también reconocemos que estos derechos no son ilimitados; se derivan de la máxima autoridad de Dios, que es soberano sobre todo. Esta es la esencia de nuestra noción de libertad y la herencia que disfrutamos como una nación, bajo Dios. Es el factor limitante que nos salva del narcisismo y la idolatría del yo.
Como Cristianos fieles, y ciertamente como Católicos, sabemos que las bendiciones de la libertad nos las otorga nuestro verdadero Soberano, que es Cristo. El es nuestro Rey; Él es el Rey de todo el universo. ¡Viva Christo Rey! Ese fue el grito del Beato Miguel Pro y de muchos de nuestros hermanos y hermanas Católicos en México y en España durante las persecuciones de la Iglesia en esos países en las décadas de 1920 y 1930. Muchos miles dieron sus vidas y fueron martirizados por causa del Nombre de Jesús. En esta Fiesta de Cristo Rey, prometemos nuestra lealtad al Reino de Dios y nos esforzamos por ser los ciudadanos leales que hemos sido llamados a ser. Que no sucumbamos a las tentaciones del mundo y permanezcamos siempre fieles a la Verdad. ¡Viva Cristo Rey!