The feast of Pentecost is the traditional Birthday of the Church. The word “church” is taken from a Greek term that literally means “gathered community.” So the Church is a community that is gathered by God for the specific purpose of being united with one another in communion with Jesus. This essentially means that the coming of the Holy Spirit upon the apostles is the fulfillment of the promise of Jesus: “I will be with you always, to the end of time.” It is the gift of the Holy Spirit at Pentecost that brings the Church into being. In the language of the Nicene Creed, we specifically state that Jesus became a man by the power of the Holy Spirit. This is the same Holy Spirit who spoke through the patriarchs and prophets and now extends the indelible imprint of holiness to the Church. As a result, it is the one, holy, catholic and apostolic Church who is the physical presence of the risen Lord in the world. We are the sacramental presence of Christ and all of the sacraments find their power in the ministry of the Church to the world. All of the sacraments flow out of this understanding and belief. Where two or more of us are gathered, there is Christ in the midst of us. So it is true that the world is saved through the passion, death and resurrection of Jesus, but his presence in word and sacrament is only made possible through the Church as the visible instrument of God’s salvation. F. Ted
CARTA SEMANAL - El cumpleaños de la Iglesia
La fiesta de Pentecostés es el tradicional Cumpleaños de la Iglesia. La palabra “iglesia” se toma de un término griego que literalmente significa “comunidad reunida”. Entonces la Iglesia es una comunidad que es reunida por Dios con el propósito específico de estar unidos unos con otros en comunión con Jesús. Esto significa esencialmente que la venida del Espíritu Santo sobre los apóstoles es el cumplimiento de la promesa de Jesús: “Yo estaré con vosotros todos los días, hasta el fin de los tiempos”. Es el don del Espíritu Santo en Pentecostés lo que da origen a la Iglesia. En el lenguaje del Credo de Nicea, declaramos específicamente que Jesús se hizo hombre por el poder del Espíritu Santo. Este es el mismo Espíritu Santo que habló a través de los patriarcas y profetas y que ahora extiende la huella indeleble de la santidad a la Iglesia. En consecuencia, es la Iglesia una, santa, católica y apostólica quien es la presencia física del Señor resucitado en el mundo. Somos la presencia sacramental de Cristo y todos los sacramentos encuentran su poder en el ministerio de la Iglesia al mundo. Todos los sacramentos fluyen de esta comprensión y creencia. Donde dos o más de nosotros estamos reunidos, allí está Cristo en medio de nosotros. Así que es cierto que el mundo se salva por la pasión, muerte y resurrección de Jesús, pero su presencia en palabra y sacramento sólo se hace posible a través de la Iglesia como instrumento visible de la salvación de Dios. P. Ted