WEEKLY LETTER - HOME FOR THE HOLY DAYS
The Church uses titles like mother and father, sister and brother, to describe much more than just nuns and priests. They are familial terms that paint a picture of who we are, and who we are supposed to be. Jesus teaches us what it means to love God and neighbor in the Golden Rule. But our Lord gives us another commandment that is meant particularly for the members of the Church: we must love one another as Christ has loved us! Jesus commands us to go the distance for the members of our family. It is the image and the experience of the family that really best describes who we are as Church. Like any family, we are prone to scrap and fight with each other, but in the end … blood is thicker than water! We have all been washed clean in the Blood of the Lamb, so there is a deep investment in each other’s lives that is grounded in the truth of who we are.
Over the Christmas season we have the opportunity to re-connect with the family, not just for our own sake, but for the sake of everyone. When even one of us is missing, the whole family is diminished and we can all feel it. This is why St. Paul must be a parish of welcome to those who are coming home for the holidays. There are many of our brothers and sisters who are waiting to come home, but sometimes they don’t know how. They may feel embarrassed or ashamed or angry or resentful or unworthy, but one thing is certain: from Times long past we have shared the mystery of Christ’s Nativity. Now in gratitude we embrace them once again for the sake of Auld lang syne.—P. Ted
CARTA SEMANAL - HOGAR PARA LOS DÍAS SANTOS
La Iglesia usa títulos como madre y padre, hermana y hermano, para describir mucho más que monjas y sacerdotes. Son términos familiares que pintan una imagen de quiénes somos y quiénes se supone que somos. Jesús nos enseña lo que significa amar a Dios y al prójimo en la Regla de Oro. Pero nuestro Señor nos da otro mandamiento que está destinado especialmente a los miembros de la Iglesia: ¡debemos amarnos los unos a los otros como Cristo nos amó! Jesús nos manda a recorrer la distancia por los miembros de nuestra familia. Es la imagen y la experiencia de la familia lo que realmente describe mejor quiénes somos como Iglesia. Como cualquier familia, somos propensos a pelearnos y pelearnos entre nosotros, pero al final… ¡la sangre es más espesa que el agua! Todos hemos sido lavados en la Sangre del Cordero, por lo que hay una profunda inversión en la vida de los demás que se basa en la verdad de quiénes somos.
Durante la temporada navideña, tenemos la oportunidad de volver a conectarnos con la familia, no solo por nuestro propio bien, sino por el de todos. Cuando incluso uno de nosotros falta, toda la familia se ve disminuida y todos podemos sentirlo. Es por eso que St. Paul debe ser una parroquia de bienvenida para aquellos que regresan a casa para las vacaciones. Hay muchos de nuestros hermanos y hermanas que esperan volver a casa, pero a veces no saben cómo. Pueden sentirse avergonzados o avergonzados o enojados o resentidos o indignos, pero una cosa es cierta: desde tiempos pasados hemos compartido el misterio de la Natividad de Cristo. Ahora, en agradecimiento, los abrazamos una vez más por el bien de Auld lang syne. –P. Ted